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Puede que solamente
recuerdes haber jugado en una alfombra oriental de pequeño, o bien
creciste en un entorno con alfombras y siguen estando ahí. Sin embargo,
apostamos que no eres capaz de nombrar y situar cada uno de los tipos de
alfombra que has conocido, pues son centenares los diferentes estilos, motivos
y tradiciones en la confección de
alfombras. Sí hay, no obstante, algo que todas las alfombras tienen en común:
su valor. Una alfombra tejida a mano, incluso si es vieja y está hecha jirones,
será muy cara. ¿Por qué es así exactamente? ¿Cómo puedes valorar la alfombra
que tienes en casa?
Historia,
historia, historia
Es imposible remarcarlo más. La tradición de la confección de alfombras en Asia Central y Oriental tiene por lo menos unos 2500 años de historia. Las tribus nómadas de Irán tejían alfombras en pueblos y aldeas, pero también se elaboraban alfombras en cortes reales, todo de forma paralela. Debido a esta simultaneidad de tradiciones en motivos y estilos que se desarrollaron, todas cuentan la historia de Irán y de sus gentes a lo largo de los siglos. Las alfombras tejidas en la corte Safávida de Isfahán en el siglo XVI se conservan en museos de todo el mundo por su tamaño, complejos diseños y elaborados colores. Estas alfombras, como muchos otros objetos, en la actualidad hubieran requerido años para completarse, de modo que no sorprende que no tengan precio.

Antigüedad
frente a estado
Nos centramos ahora en la alfombra de tu casa. Si tienes una alfombra que ha ido pasando de generación en generación, es bien probable que sea única y que no haya otra igual en el mundo. Los tasadores de alfombras normalmente se fijan principalmente en los años, más que en el estado de la alfombra. No obstante, incluso las alfombras con un deterioro considerable pueden ser muy valiosas y puede merecer la pena coleccionarlas, igual que un cuadro antiguo.
Origen
El lugar donde se tejió una alfombra tiene relevancia a la hora de determinar el valor, sin importar si es antigua o moderna. Muchas regiones orientales menores son famosas por su tradición y estilo en la confección de alfombras, como por ejemplo las Nain con sus magníficos medallones, originarias del municipio de Nain, en Irán. Si tu alfombra antigua o nueva es también de allí, entonces forma parte de una antigua tradición que se perpetúa, algo que le da valor. Una alfombra de estilo Nain fabricada en India, aun siendo hermosa, no sería lo mismo.

Tintes
y materiales
La calidad de los materiales empleados para tejer una alfombra es importante, y muchas están habitualmente confeccionadas con lana. No obstante, también es posible encontrar algodón, seda, hilos metálicos, pelo de cabra y pelo de camello. La calidad de la lana y la manera como se ha hilado (manualmente o a máquina) afectan a la calidad final y a la suavidad de la alfombra. De un modo similar, los tintes naturales son más apreciados que los sintéticos, incluso si el resultado eventual son unos colores menos intensos y menos saturados y que también se pueden decolorar con el tiempo de forma desigual en diferentes partes. Las complejas técnicas y el conocimiento necesario que se requieren para trabajar con tintes naturales eleva de forma intrínseca el valor de cada alfombra. A fin de cuentas, lo natural siempre es más hermoso.

Nudos, nudos y más nudos
La forma que cada región oriental tiene de tejer sus motivos se
puede ubicar geográficamente, independientemente de dónde acabe una alfombra en
su vida. Esto se debe a que las técnicas normalmente se van transmitiendo de
madres a hijas a lo largo de generaciones. No sorprende que, a mayor densidad
de nudos de una alfombra, mayor será el valor. Una alfombra con una elevada
densidad de nudos se siente firme y suave en las manos; mientras que una menos
densa parece endeble. Las primeras durarán también mucho más. Es, pues, la
combinación de antigüedad, origen, calidad de los materiales, tintes y densidad
de nudos lo que revela si tu antigua alfombra es o no una inestimable obra de
arte.
